En un contexto marcado por la incertidumbre económica y las reformas fiscales aceleradas, el doctor Armando Serrano, abogado tributarista y catedrático universitario con amplia trayectoria, analizó con agudeza y profundidad los impactos de la reciente reforma tributaria en Ecuador. En entrevista exclusiva con Caskabel, alertó sobre los riesgos de una sobrerregulación impositiva y sus posibles consecuencias en el clima de inversión nacional. Reformas tributarias: entre la intención recaudatoria y el impacto en el bolsillo.

Las reformas propuestas por el Ejecutivo, entre ellas el nuevo tratamiento a los dividendos y la creación de un impuesto a las utilidades no distribuidas, están generando preocupación en el sector productivo. “Lo que está intentando hacer esta reforma tributaria es cambiar la regulación del reparto de dividendos”, explicó Serrano. La novedad radica en que incluso las utilidades no repartidas estarán sujetas a impuestos, algo que, según el jurista, podría alterar profundamente la planificación financiera de las empresas. La triple imposición: una amenaza real.

Uno de los puntos más críticos es el riesgo de una triple tributación sobre las utilidades: “La empresa tributa sobre sus utilidades, luego esas utilidades repartidas a los socios vuelven a tributar. Y ahora, con la nueva norma, hasta las no repartidas tributan, y si luego se reparten, tributan otra vez. Es un despropósito”, denunció Serrano. La situación es especialmente delicada para personas naturales, quienes recibirán dividendos con un impuesto único del 12 al 14 %, según su situación fiscal. Si estos montos se suman a los ingresos personales y se supera el umbral de los 110.000 dólares anuales, el contribuyente deberá pagar una tarifa de hasta 37,5 % adicional. “Con ambos impuestos combinados, llegamos a un 51 %. Eso ya comienza a ser preocupante”, afirmó. ¿Inconstitucionalidad en puerta? El jurista no esquivó el debate de fondo: la posible vulneración del principio constitucional de no confiscatoriedad. “En el artículo 300 de la Constitución se establece este principio. No puede permitirse que el Estado recaude más del 50 % de los ingresos de una persona”, recordó.

Además, subrayó el antecedente europeo que fija este límite como una salvaguarda para los contribuyentes. “Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania estableció que la tarifa máxima de tributación no puede superar el 50%. Muchos países adoptaron esta postura, pero Ecuador aún no tiene un pronunciamiento claro de su Corte Constitucional”, explicó. Consecuencias económicas: fuga de capitales y desincentivo a la inversión. Serrano advirtió que una estructura tributaria agresiva puede desalentar la inversión privada, nacional e internacional. “Yo no voy donde me tratan mal. Esa es una regla básica para los inversionistas”, sentenció. Comparó al capital con una adolescente: “Al primer grito, al primer susto, se va. No hay nada más nervioso que un millón de dólares”.

El entrevistado también abordó el papel de la Corte Constitucional, a la que responsabiliza de no haber puesto límites claros al poder tributario. “No puede haber autoridad sin responsabilidad. Pero ¿quién controla a la Corte Constitucional? Esa es la gran pregunta”, planteó, criticando la politización de la justicia constitucional y abogando por un control técnico entre juristas. La entrevista con el doctor Armando Serrano deja claro que el debate tributario va más allá de tecnicismos fiscales. Se trata de decisiones que inciden directamente en la vida económica del país, en la competitividad de las empresas y en la equidad del sistema. En palabras del experto: “Una carga del 53 % es un error de planificación tributaria. Es momento de repensar el modelo antes de ahuyentar la inversión”.